domingo, 13 de septiembre de 2009

Los Ángeles Sangrientos

La Imperfección
Aunque solo lo saben unos pocos, los Ángeles
Sangrientos son un capítulo moribundo porque
padecen una horrible imperfección, de modo
que a pesar de que antaño fue el más magnífico
y glorioso de todos los capítulos, hoy evita la
compañía de sus camaradas. Según se dice, una
locura asesina se apodera de algunos Ángeles
Sangrientos tras tener visiones de la muerte de su
primarca. Otros caen víctimas de la terrible Sed
de Sangre, unas ansias de sangre que tal vez
sean el primer indicio de su caída en las fauces
del Caos. No es ningún secreto que los Ángeles
Sangrientos dedican muchos recursos a la búsqueda
de una cura para su mal, si bien es cierto
que muchos de ellos se han resignado ya ante el
lento e inexorable declive.
Según los eruditos, la Imperfección reside en
el proceso que se sigue para crear las nuevas
generaciones de Ángeles Sangrientos, ya que
para activar su semilla genética el capítulo utiliza
un procedimiento conocido como insanguinación.
En un principio, el proceso se iniciaba
inyectando pequeñas dosis de la sangre de Sanguinius
a los aspirantes. Esta práctica se abandonó
al morir el primarca, pero parte de su sangre
se conservó en el Grial Rojo. Como la sangre no
podía mantenerse viva durante mucho tiempo,
se inyectó en las venas de los sacerdotes sangrientos,
que de este modo se transformaron en
los custodios del poder de Sanguinius. Aún hoy,
beber la sangre acumulada de los sacerdotes
sangrientos que se recoge en el Grial Rojo forma
parte del ritual de creación de nuevos miembros
de esta orden tan importante.
Mediante la sangre extraída de los sacerdotes
se inicia la transformación de los aspirantes
en Marines Espaciales. Es posible que a lo largo
de un sinfín de generaciones desde los tiempos
de la Herejía, estas células hayan sufrido mutaciones
que en un principio fueran lentas pero
que últimamente se hayan acelerado y que los
errores de replicación hayan dado lugar a la
Imperfección.
La Rabia Negra
Una característica exclusiva de los Ángeles Sangrientos
es que su semilla genética lleva grabado
el recuerdo de la batalla final entre Sanguinius y
Horus y, a veces, un acontecimiento o circunstancia
logra activar esta reminiscencia vestigial.
Esto ocurre solo muy de vez en cuando, normalmente
en el punto culminante de una batalla,
pero suele ser una experiencia fatal para el hermano
de batalla que la sufre, pues su mente se
ve arrojada de repente a un pasado distante.
Entonces lo que ha acabado por llamarse la
Rabia Negra se apodera de él, los recuerdos y
conciencia de Sanguinius se internan en su
mente y los aciagos acontecimientos de hace
10.000 años afloran en el presente.
A ojos de los extraños, un Marine Espacial
sujeto a la Rabia Negra parece medio loco de
cólera, pues es incapaz de distinguir el pasado
del presente y no reconoce a sus camaradas
como tales. Además de adquirir los recuerdos de
Sanguinius, el Marine Espacial obtiene una
pequeña porción del su poder ultraterreno que
aumenta su fuerza y vitalidad hasta alcanzar
niveles sobrehumanos.
A los Ángeles Sangrientos que padecen la
Rabia Negra se los agrupa en unidades especiales
denominadas la Compañía de la Muerte. Al
verse bañados en los recuerdos agónicos del primarca
del capítulo, estos guerreros malditos tan
solo ansían hallar la muerte en combate luchando
contra los enemigos del Emperador. Es el
mejor destino para estos hermanos de batalla,
pues los que logran sobrevivir casi siempre caen
víctimas de la Sed de Sangre y se convierten en
meras bestias salvajes cuyo único objetivo es
consumir carne y sangre. Por tanto, es mejor que
mueran rápido y sin mácula en combate que
sufrir yan funesto destino.
La Sed de Sangre
La Sed de Sangre es a la vez el secreto más
siniestro de los Ángeles Sangrientos y su mayor
maldición, pero también es su mayor salvación,
pues les aporta una humildad y una comprensión
de sus propios defectos que los convierte en
la más noble de las Legiones Astartes. Según se
dice, Sanguinius fue maldito con el don de la
profecía y sabía que iba a morir a manos de
Horus, pero aun así fue a luchar contra él impulsado
por el deber y el honor. Muchos Ángeles
Sangrientos luchan constantemente contra visiones
de muerte y sienten la angustia de su primarca
durante sus últimos estertores. Algunos de
estos hermanos deciden unirse voluntariamente
a la Compañía de la Muerte antes de que la
Rabia Negra los consuma porque saben lo que
les espera en caso de sobrevivir más tiempo.
El destino que aguarda a aquellos a quienes
la Sed de Sangre posee por completo es un
secreto que el capítulo guarda celosamente, aunque,
según se cuenta, en lo alto de la Torre de
Amareo, en el planeta Baal, existe una cámara
secreta de la que proceden unos gritos inhumanos
que claman la sangre de los vivos, pero
nadie se atreve a aventurar qué yace oculto en
ese lugar maldito y desolado.
El capítulo en la actualidad
Físicamente, los Ángeles Sangrientos se cuentan
entre los Marines Espaciales más longevos de
todos. Una de las peculiaridades de la Imperfección
es que aumenta enormemente la esperanza
de vida de los que sobreviven, por lo que no
resulta extraño encontrar Ángeles Sangrientos de
mil años de edad y, de hecho, Dante, el actual
señor del capítulo, nació hace unos 1.100 años.
Estas vidas tan largas permiten a los Ángeles Sangrientos
perfeccionar sus conocimientos del arte
y de la guerra y como disponen de siglos durante
los que afinar las disciplinas a las que se dedican,
las armaduras y los estandartes de los Ángeles
Sangrientos son de los más adornados y
bellamente forjados de todos los capítulos de
Marines Espaciales.
La personalidad de Sanguinius conformó en
gran medida la estructura y el espíritu del capítulo.
Muchas de las doctrinas de los Ángeles Sangrientos
incluyen una vena mística, así como la
firme creencia en que todo puede cambiarse a
mejor, ya que Sanguinius era un visionario que
ansiaba una vida nueva y mejor para toda la
Humanidad. Esta creencia queda patente en
todas las actividades de los Ángeles Sangrientos,
quienes se esfuerzan para alcanzar la perfección
y practican sin cesar sus disciplinas marciales.
No obstante, conforme la Imperfección se ha ido
haciendo más palpable, esta creencia ha ido
adquiriendo matices más siniestros y ahora también
contempla la capacidad de la Humanidad
para sumirse en la locura y la destrucción, por lo
que las doctrinas del capítulo se han impregnado
de un sentido de la mortalidad y de la grandeza
perdida de lo Humano.

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